Anteriormente vimos que el agarre correcto al pecho es indispensable para el buen funcionamiento de la lactancia, y en esta ocasión nos centraremos en la posición y posturas para amamantar.
La posición es la manera en la que colocamos al bebé a la hora de dar de mamar, y la postura es la forma en la que se coloca la madre. Ambas son claves, haciendo que una pequeña modificación mejore la toma considerablemente y solucione los posibles problemas derivados de una mala colocación.
La posición correcta del bebé se da cuando su cuerpecito se mantiene alineado: Oreja, hombro y cadera. Es muy habitual colocar al bebé a mamar boca arriba y con la cabeza ladeada hacia el pecho. Esta posición no es eficaz porque no le permite mamar correctamente y es realmente incómoda. Es como si nosotras intentásemos beber un café mirando hacia la izquierda o la derecha, nos sería realmente difícil.
Además, debemos tener en cuenta que no todos los pechos son iguales en forma ni direccionalidad. Para confirmar que el bebé está en posición correcta, usamos el truco de la línea imaginaria. Consiste en imaginar una línea saliente del pezón. Para que la posición resulte correcta, la línea recta imaginaria debería salir por la coronilla del bebé, como en la siguiente imagen:
Posturas para amamantar
Hay una variedad de posturas para dar el pecho. Ninguna es mejor que otra y no hay que realizar todas, sencillamente cada madre elige las que mejor se adaptan a ella, aunque en algunas ocasiones son más recomendables unas u otras posturas, por ejemplo en caso de dificultades con el agarre o en caso de obstrucción.
Lo más importante es que la madre esté cómoda y relajada, pues las tomas duran varios minutos y es fundamental estar cómodas, así también evitaremos lastimarnos los hombros o la espalda, y recordar no inclinarnos demasiado sobre el bebé, recordad: Es el bebé el que va a la teta, no la teta al bebé.